Historia detrás de la pieza
Los exvotos han estado presentes en muchas culturas alrededor del mundo y dependiendo de la intención que desean expresar pueden tomar diversas formas, ya sea como rituales, donaciones, oraciones, pinturas o incluso pequeñas figurillas que simbolizan pertenencias, animales, alimentos o partes del cuerpo.
Básicamente, un exvoto es un objeto ofrecido a una divinidad como pago por un milagro concedido; es decir, una ofrenda, por lo general a un santo en agradecimiento. El arte del exvoto encarna la materialización de ésta promesa.
La palabra exvoto proviene del latín “ex voto”, que significa “proveniente de un voto”. De hecho, la palabra votum dio origen tanto al término exvoto como al término devoción. El acto votivo y el exvoto en sí son también la expresión de una admiración, de una reverencia hacia el santo, sin dejar por ello de ser el resultado de un cálculo mediante el cual el donante intenta neutralizar, e incluso anexionarse, lo sobrenatural.
El ofrecimiento de exvotos tiene su origen en las civilizaciones egipcias y mesopotámicas, y en aquel entonces eran normalmente elaborados en bronce. De acuerdo con la historia, la práctica de depositar estas piezas en los recintos religiosos llegó a extenderse también por Europa, incluyendo la Nueva España; en efecto, en los Andes, tuvieron su aparición durante la época virreinal.
Para el siglo XIX se popularizó la realización de otro tipo de exvotos: los pictóricos; y para el XX comenzaron a llamar la atención de coleccionistas por ser expresiones artísticas populares inscritas fuera de la academia y de las técnicas dominantes.
Según explican los investigadores los exvotos representan un intercambio entre lo terrenal y lo sagrado: “(Los exvotos) no sólo expresan gratitud por un hecho único y singular; también buscan fortalecer la relación y comunicación entre lo humano y lo divino de manera que se extienda en eficacia y duración en el tiempo, así como difundir la importancia de esa relación entre los que lleguen a conocer sus beneficios”.
Este ejemplar en específico se trata de un exvoto repujado sobre lámina de plata, de autor desconocido, que figura un icono comúnmente llamado “corazón votivo”. Éste muestra un corazón estilizado como testimonio de un dolor profundo superado y espiritualizado; por tanto, alude a un renacimiento después de la desesperación. Exvotos de este tipo pueden resultar verdaderamente liberadores para sus propietarios, ya que guardan recuerdos de sufrimientos pasados.